
[dropcap style=”circle”]C[/dropcap]ada vez que un oficialismo pierde una elección legislativa, se esperan cambios de Gabinete en todos los Gobiernos, como si fueran una especie de sacrificio y demostración de que “han escuchado al pueblo”. El Gobierno Nacional se encuentra en medio de esa novela en este momento, mientras que aquí en San Luis fue lo que efectivamente pasó en 2017, cuando el oficialismo fue derrotado por Claudio Poggi en las PASO de ese año. En aquella ocasión, María Angélica Torrontegui reemplazó a Alida García Peanú en Desarrollo Social, Sergio Freixes a Cristian Moleker en Campo y Medio Ambiente y Graciela Corvalán a María José Zanglá en Salud.
Sin embargo, este año es muy difícil que Alberto Rodríguez Saá vuelva a realizar este tipo de movimientos por el simple hecho de que un gran número de sus funcionarios también son candidatos. Por ende, si cambiara a sus ministros prácticamente le estaría diciendo a la gente que sus candidatos no son buenos.
Si bien quedan ministros y secretarios de Estado que no son candidatos, como Eloy Horcajo en Hacienda Pública y Miguel Berardo en la secretaría General, no son los más visibles ni cumplen tareas que la gente siente que afectan su vida diaria, a diferencia de lo que es Salud, Educación, Seguridad y Desarrollo Social.
De esas 4 áreas, 3 de sus ministros son candidatos a diputados provinciales. Estamos hablando de Silvia Sosa Araujo (ministra de Salud), Andrés Dermechkoff (ministro de Educación) y Federico Berardo (ministro de Desarrollo Social). Esto deja a Luciano Anastasi, ministro de Seguridad, como el único “echable” de este núcleo de áreas con gran visibilidad social, a lo que hay que sumarle el impacto negativo que ha tenido el caso Guadalupe Lucero y la creciente inseguridad que azota a la provincia. Y justamente a él es a quien apuntan los principales rumores que circulan hoy en día.
Remontándonos a 2017, los titulares de Desarrollo Social y Salud fueron los primeros en ser “renunciados” tras la derrota en las PASO. Curiosamente, la ministra de Salud despedida, a pesar de que llevaba muy poco tiempo en el cargo, fue la mismísima María José Zanglá, quien hoy encabeza la lista de diputados nacionales del frente oficialista y es la presidenta del Comité de Crisis.
Por suerte para el oficialismo, en el tramo de campaña que queda por delante salen más a la cancha figuras como Silvia Sosa Araujo, que es la cara del periodo más “esperanzador” de la lucha contra la pandemia, la cara de la campaña de vacunación. Algo que contrasta notoriamente con la figura de Zanglá, quien está más asociada al periodo de restricciones. Cuesta imaginar que quieran votar por Zanglá todas las personas que quedaron varadas en los límites provinciales, los miles que fueron obligados a pasarse 2 semanas en la ULP cuando en el país prácticamente no había casos diarios, todos los que contra su voluntad fueron llevados a centros de pacientes leves, los médicos contagiados que fueron encerrados en hospitales o quienes vieron como sus barrios eran cercados por montículos de tierra o tuvieron accidentes contra ellos.
Por último, cabe recordar que Rodríguez Saá era famoso por cambiar a sus ministros muy, pero muy frecuentemente. De hecho, cuando asumió Corvalán en reemplazo de Zanglá en 2017, se convirtió en la 5ta ministra de Salud en menos de tres años. Sin embargo, esta actitud de Rodríguez Saá ha cambiado notoriamente en esta última Gobernación, y la mayoría de las áreas ya llevan alrededor de dos años con los mismos titulares. Quizás esto podría traducirse en que, con esta derrota, no va a haber ningún sacrificio.