La ex ministra de Vivienda salió al cruce de las críticas que desde el Gobierno se vertieron sobre el plan Solidaridad.
La semana pasada, La Gaceta dialogó con Cecilia Lucero, ex ministra de Vivienda de Claudio Poggi, salió al cruce de las críticas que el secretario de Vivienda de Alberto Rodríguez Saá, Miguel Ángel Gutiérrez Díaz, vertió sobre el plan Solidaridad, cuya metodología era la autoconstrucción, con unas cuotas mínimas de tan solo $100.
Para Díaz, el plan Solidaridad “fracasó porque algunos no tienen ganas de trabajar y porque el otro problema es que la mayoría eran mujeres. La administración anterior puso una empresa para que los ayudara a construir. Con la empresa muchos se distendieron y tampoco fueron a ayudar”.
Al respecto, Lucero comentó que el plan Solidaridad nació de las viviendas del Plan de inclusión Social, que también era de autoconstrucción y que, al concluir el segundo gobierno de Alberto Rodríguez Saá, dejó muchas casas sin terminar. “Fue una preocupación para el contador Poggi terminar esas casas que venían con bastante tiempo”, comentó la ex ministra.
“Quiero dignificar que no fue solamente un plan, sino que aparte de haber entregado casi 500 casas, tuvo una gran parte humana. Se hizo no solo con mamás solteras, sino con papás, con familias. Acompañamos a las familias. Una vez al mes iban funcionarios a trabajar, a ayudar, a aprender. Nosotros aprendimos en la construcción con esas mamás solteras que iban”, dijo Lucero, detallando que el ex gobernador entregó 186 casas de Inclusión y 460 del plan Solidaridad.
Ahora, si se tiene en cuenta que los “postulantes”, como llamó Lucero a los inscriptos, para el Plan Solidaridad eran 2.466, hay 2.066 familias que no alcanzaron a recibir su vivienda por parte de la gestión de Poggi y que probablemente nunca las reciban, ya que si bien no se ha dicho de forma directa, el cierre de este plan parece ser una realidad.
“Construir una casa es difícil, entonces nos ayudaron mucho la gente del Plan de Inclusión, que sabían lo que era la construcción. Entonces ellos fueron aprendiendo y dignificaron su trabajo”, quien reconoció que se contrataron empresas para terminar las casas, pero asegurando que solo trabajaron en la cuarta y quinta etapa de construcción, en la que se realizaba el trabajo fino e instalaciones que requieren de profesionales matriculados. A su vez, en los parajes más remotos de la provincia se contrataron, en vez de empresas, albañiles elegidos por cada familia.
“Podemos hacer críticas, es lógico, porque cuando uno hace se equivoca, pero hay que tener crítica fundada”, dijo la ex ministra, asegurando que “se trabajó con mucha honestidad desde lo que fue el Gobierno de la provincia y con la parte de los intendentes y las familias. Se recibían los materiales desde las intendencias o desde los familiares que firmaban un remito”.
Por otro lado, Lucero comentó que los funcionarios que trabajaron en el Plan Solidaridad son los mismos funcionarios que tiene en este momento la actual Secretaría de Vivienda. “La gente que critica cómo se adjudicó fue abogado del ministerio, él mismo firmaba las adjudicaciones. No es serio eso”, concluyó la ministra.
