Pérsico dispara contra las políticas de seguridad provinciales

En un comunicado de prensa hace referencia a lo ocurrido en Naschel y también al caso Casandra Fernández.

Nunca ha sido nuestro objetivo hacer uso de un deleznable oportunismo en momentos en los que pudiera haber ocurrido una tragedia que enlutare a nuestra Provincia, con lo ocurrido en Naschel tampoco lo hemos hecho, por el contrario, nos hemos permitido transcurrir un respetuoso tiempo de duelo para expresar nuestra opinión acerca de las serias deficiencias que en materia de seguridad históricamente, ha tenido y tiene el modelo de San Luis.
No es esta la primera vez que expresamos públicamente nuestra preocupación ante la serie de hechos donde los protagonistas son quienes deberían proteger al ciudadano, dado a que no es el caso ocurrido recientemente, el único en el que participara un miembro de las fuerzas policiales y que conmueve profundamente a nuestra sociedad; lo fue el asesinato de Leandro Daniel Bustos, la incomprensible muerte de la cadete Casandra Fernández Pascual por la acción de un individuo que siendo instructor de tiro, su margen de error no debió existir a la hora de operar con un arma, por citar los más recientes. Pero no sería justo cargar las tintas sobre la policía, si no ir sobre la raíz, es decir una política de seguridad inoperante, reglas cotidianas permisivas por parte de las conducciones, que institucionalizadas, consolidan muchas veces el actuar ilegal de las fuerzas del orden como el patrón al que pueden sujetarse gran parte de sus acciones.

Sin duda, aún hoy las fuerzas policiales de algunas provincias, entre las que se encuentra la nuestra, conservan resabios de la represión que ensangrentó nuestra Patria en los años ´70, el anacronismo de una formación donde la violencia hacia el cadete se considera una forma de “endurecerlo” para el momento en que tome estado policial, es clara demostración de que el sentido autoritario, la acción indiscriminada y el uso de la violencia se siguen manteniendo a la hora de formar policías, guardando además dentro de las fuerzas algunos bolsones de autocracia de neto corte dictatorial. Hoy policías, como la federal, a las que también les cupo una formación donde la falta de respeto por los derechos humanos fue una constante, trabajan con nuevas técnicas a los efectos de entrenar a sus efectivos para la acción y utilizando simuladores de situaciones límites se los instruye para poder sortearlas, haciendo que el arma que portan sea el extremo recurso para dirimir un alto riesgo de la propia vida o de terceros. Esa modernización de los métodos, no parece haber sido advertida por los responsables, la incorporación de las nuevas tecnologías, donde los stands de tiro virtual perfeccionan la acción y el cuidado que se debe poner en ella, deberían ser incorporadas como parte de la didáctica en la Institución Formativa sumadas a una curricula inteligentemente pergeñada. Cuando hablamos de inoperancia, nos referimos a la formación que recibe el futuro policía, a la falta de análisis por parte de los responsables del plan de estudios a fin de plantearse la visión y la misión que el mismo debe atesorar para que de la Institución Educativa egresen verdaderos profesionales, entender lo pedagógico como elemento esencial para la aplicación de las técnicas y métodos de enseñanza, la didáctica que tiene por objeto de estudio los procesos de enseñanza-aprendizaje, el análisis de la personalidad de los ingresantes, el manejo de sus emociones, sus capacidades de autocontrol, su inteligencia emocional de la cual emergerá la capacidad del individuo para su adaptación a las realidades del medio por el cual le tocará transitar.

La responsabilidad del Gobierno Provincial es indeclinable a la hora de transmitirle al pueblo de San Luis la seguridad de que no está entregando armas a individuos que en muchos casos han sido formados deficientemente,
carentes de conciencia de que a la hora de empuñarlas, la vida y la muerte de cada ciudadano no debe depender de un estado de ánimo, de una emotividad exacerbada, de una supina negligencia. No es un accidente por causa fortuita que a un policía se le dispare el arma, es negligencia, inoperancia, falta o deficiencia en la instrucción o falla en su enseñanza. No es un hecho fortuito que un policía esgrima un arma para matar por odio o falta de autocontrol, es causa de un incorrecto e indiscriminado reclutamiento. Si el Sistema ante estos hechos reiterados mira hacia otro lado y no revisa a conciencia su funcionamiento, habrá un solo responsable y será quien gobierna. Es responsabilidad exclusiva de quienes deben generar Políticas de Estado acordes a las necesidades de una sociedad en constante transformación, contribuir entre otras cosas, a que su policía se forme adecuadamente, para que la mayoría de los hombres y mujeres de bien que la integran, no vean empañada su imagen por la inacción u omisión de los máximos responsables de llevar el control de la fuerza.

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