Quien lo mató también recibió un disparo, pero se encuentra fuera de peligro.
El pasado sábado a las 00.15 horas, tres hombres, portando armas de fuego y con sus rostros cubiertos, ingresaron a un chalet sobre ruta 146 km. 14, ubicado sobre el camino hacia la ciudad de La Punta y propiedad de la familia Wiggenhauser, con intenciones de cometer un asalto.
En el lugar se encontraban unos 10 miembros de la familia Wiggenhauser compartiendo una cena cuando los delincuentes entraron a la casa. Tras escuchar los gritos de una de las mujeres de la familia, muchos de sus miembros alcanzaron a salir corriendo hacia los dormitorios de la casa. De uno de ellos, Matías Wiggenhauser sacó una pistola calibre 11,25.
Eventualmente se cruzó con uno de los delincuentes, Juán Aristóbulo Miranda (34), con quien se batió a disparos. Wiggenhauser recibió un tiro en uno de sus hombres, pero luego logró herir a Miranda con un proyectil que entró a la altura de la espina del omóplato derecho y salió por el brazo izquierdo, atravesando todo el tórax, dañando los pulmones y el mediastino, donde están todos los vasos que salen del corazón. Minutos después, Miranda falleció sin llegar a salir de la casa.
Tras los disparos, los otros dos delincuentes huyeron de la casa, no sin antes agarrar el arma de su compañero caído, la cual tiraron en un terreno baldío cercano a la casa, pero fue luego encontrada por la Policía.
Por decisión de la jueza penal interina Nº 1 Carina Gregoraschuk, Wiggenhauser no fue detenido, porque está radicado en San Luis y no se advierte peligro de fuga, explicó una fuente judicial. Además, al menos por ahora, todo indica que el hombre gatilló para proteger su integridad y la de su gente. La causa está caratulada “Averiguación muerte en ocasión de robo calificado”. Como no hay arrestados, los investigadores tienen 30 días para reunir pruebas y entregar el sumario. “Hasta el momento, todo marca que actuó en legítima defensa”, le dijo la misma fuente a El Diario de la República.
