Fue lo que declaró una perito en Tribunales sobre Débora Di Falco. También se conoció la pericia psicológica sobre la personalidad de Riquelme y Videla. En la audiencia de ayer por el crimen de Guadalupe Di Falco declararon cuatro peritos. Los profesionales dieron su informe sobre sobre las personalidades de Débora Di Falco, Miguel Ángel Riquelme y Alejandra Videla.
Fue lo que sostuvo la Lic. Miriam Bottino. Además, otros cuatro peritos sumaron sus declaraciones en la causa por el asesinato de la menor, Guadalupe Di Falco.
En esta ocasión, los peritos que prestaron declaración, fueron: la Lic. Graciela Raquel Rickard, María Verónica Fourcade, Miriam Elizabeth Bottino, Elida Beatríz Weinstock y el Dr. Cristian Gonzalo Mayor.
La Lic. Bottino reconoció la pericia psicológica realizada a Débora Di Falco, y sostuvo que la joven, al momento de realizar el estudio, se encontraba en un estado de conmoción emocional, en donde manifestaba “crisis de llantos, crisis nerviosas, enojos y mucho odio”.
Afirmó que la imputada presentaba los indicadores propios de lo que se denomina un “duelo complicado”, propio de la situación en la que se encontraba. “La Srita. Di Falco poseía un sentimiento constante de culpa y se sentía responsable de lo ocurrido a su hija”, afirmó la profesional. Afirmó que en su relato, la imputada fue coherente con las cosas que decía y sus manifestaciones físicas –rostro desencajado, temblores, ira, abatimiento, descompostura-.
“Manifestaba constantemente sus deseos de morirse, de irse junto con su hija, y la imposibilidad de tener un futuro”, expuso Bottino. Destacó también la alteración del sueño profundo por las pesadillas que al día de hoy mantiene la imputada y el sentimiento de “no servir para nada y de no haber podido cuidar a su hija”.
Además, manifestó el sentimiento de Di Falco en relación a su vida y a la sociedad, en donde, desde la infancia se sintió “estigmatizada”, y el gran sentimiento de odio que la invade, hacia si misma, hacia su madre, y hacia Riquelme y Videla. Seguidamente, destacó su difícil historia de vida, en donde fue internada de pequeña en dos oportunidades en instituciones de menores, la primera vez a los 6 años porque era constantemente la dejaba encerrada en su casa, y a los 14 porque su propia madre la hacía ejercer la prostitución, pero en ambas situaciones, fue restablecida a la casa de su progenitora. Por último, destacó los avances realizados por la imputada, ya que ha retomado sus estudios, consiguió un trabajo matutino, y pudo dejar las drogas y el alcohol.
Preguntada por el tribunal sobre si la imputada pudo reinsertarse en la sociedad, sostuvo que “su reinserción está muy relacionada con el resultado de este debate oral”.
A la Lic. Rickard, se le exhibieron dos informes obrantes el expediente judicial, de los cuales reconoció firma y contenido. El primer informe, en donde se le requirió la realización de una autopsia psicológica a Guadalupe, -a través del método inferencial, en donde se debe, recolectar, a través de elementos escolares o personales, y datos colaterales de amigos, docentes, etc.- para así poder realizar un perfil psicológico de la víctima. Pero dicho informe, sostuvo, fue imposible de realizar, atento a que no había material para poder realizarlo.
En cuanto al segundo informe, sobre la evaluación psicológica –realizado junto al Médico Psiquiátrico Gonzalo Mayor- a Miguel Ángel Riquelme, informó que el imputado posee un nivel intelectual normal, un tipo de pensamiento concreto, y su pensamiento es coherente. En relación a su conducta, sostuvo, no se observó una capacidad crítica ajustada a las circunstancias, es decir, la incapacidad de realizar una autocrítica, y un nivel elevado de egocentrismo y narcicismo.
Además, se observó en su personalidad, la ausencia de capacidad
empática, escasa tolerancia a la frustración, conductas hostiles hacia el exterior, y relaciones interpersonales superficiales e inestables. Rickard afirmó que estas últimas características, conforman lo que se denomina “trastornos de personalidad” y explicó que conllevan a que “no le importe o no interese el dolor del otro”. En función de esta descripción, afirmó, su personalidad encuadra en la posibilidad de la inclinación hacia las conductas delictivas y la violencia. Por último, sostuvo que Riquelme tuvo la capacidad de comprender y elegir la conducta al momento de actuar y que no presentaba síntomas de angustia.
Seguidamente, la Lic. Fourcade, también reconoció su informe obrante en los autos, y procedió a explicar su contenido. Dicho informe, explicó, fue una investigación retrospectiva realizada a la familia de los imputados. En una entrevista mantenida con la directora y la secretaria del colegio donde asistían los niños, la Licenciada sostuvo que éstas le informaron que los menores prácticamente no asistían a clases, y que en una oportunidad, Riquelme y Videla fueron al establecimiento y tuvieron una violenta discusión, en donde la Sra. Videla sacó un cuchillo y pretendió agredir a Riquelme. Además, informó que la directora le habría comentado que Videla era “una mujer apática y con poca predisposición para el cuidado de sus hijos”.
En relación a la declaración realizada por el Dr. Mayor, éste sostuvo que, en relación a los informes realizados a Riquelme y Videla, pudo concluir que ambos no presentan síntomas de enfermedades psíquicas, y que comprenden plenamente las acciones que realizan.
El último perito en prestar declaración, fue la Lic. Elida Beatríz Weinstock, quien reconoció el informe realizado a Videla y afirmó que ésta tiene un coeficiente intelectual inferior, dentro de la normalidad, que emocionalmente es una persona inestable y egocéntrica, y que está en condiciones de construir un discurso falaz y mantenerlo para su propia defensa. Además, afirmó que la imputada posee una personalidad impulsiva, en donde “puede pasar del deseo al acto, sin mediar la reflexión”, y que nunca demostró un sentimiento de angustia ni dolor ante la muerte de Guadalupe.