[dropcap style=”circle”]N[/dropcap]ehemías Amieva murió el 10 de julio de 2017, a los 15 años. El proceso que culminó en su muerte se desencadenó el 26 de junio, cuando, por la insuficiencia renal que sufría, le colocan su primer catéter. La intervención quirúrgica fue sencilla, no duró más de 20 minutos, y Nehemías pudo empezar a dializarse. Sin embargo, el 7 de julio de ese mismo año, comenzó a sufrir una intensa fiebre. Su mamá consultó al médico encargado del proceso de diálisis, Andrés Martínez, del centro de nefrología “Fresenio”, quien les dijo que durante la sesión de ese día le iban a bajar la fiebre y ver qué era lo que la estaba causando. Se logró determinar que la causa de la fiebre era que el catéter se había infectado, por lo que se lo sacaron y le dijeron que el lunes siguiente, 10 de julio de 2017, Nehemías debía concurrir al Hospital San Luis, donde le iban a colocar uno nuevo.
“El lunes lo levantamos, lo llevamos al Policlínico para que le pusiera el catéter a las 8. Llega, se cambia y 8:30 pasa a quirófano. Él iba bien, sonriendo, jugando con mi marido. Se hicieron las 9, las 9 y media, las 10 y no salía. Yo le decía a mi marido, ‘algo pasó, algo pasó’. A las 10:30 nos llama la doctora Viviana Arlettaz y el doctor Andrés Martínez y nos dicen que hubo una complicación y que por error le habían pinchado una vena y que se le había ido la sangre a un pulmón, pero que estaba estable, que tenía una manguerita en el costado y lo iban a pasar a Terapia para que estuviera cuidado un día o dos. Insistí en verlo pero me dijeron que me quedara tranquila, que estaba bien”, relató Yésica Ojeda, su mamá, en declaraciones a La Gaceta.
“En terapia empiezan a cerrar todo y a correr los médicos de un lado para el otro. Le pregunto a la doctora que estaba pasando. Había otra doctora de guardia y me dice, ‘mirá mamá, dejanos trabajar, tu hijo no nos da tregua, tiene el tórax lleno de sangre y se está muriendo’”, continuó Yésica, a quien le pidieron que firmara la autorización para realizarle una nueva intervención quirúrgica a Nehemías.
“Esperamos afuera del quirófano hasta las 3 de la tarde. Llaman a la Policía y entran como 10 policías. Ahí nos llaman a mí y al papá y nos dicen que había muerto. Yo no lo podía creer. Yo le había dicho, ‘vamos y volvemos, hijo’, pero no lo volví a traer a casa. Lo volví a ver en la morgue, tenía algodones en la nariz y en la boca”, recordó, entre lágrimas, Yésica.
El miércoles, Yésica volvió al hospital a intentar conseguir algún tipo de respuesta, pero no encontró ninguna, ya que el médico Martínez no la quiso recibir e inclusive se negó inicialmente a decirles el nombre de la doctora que le había colocado el catéter a Nehemías. “Mi marido se enojó y le dijo que sí o sí nos tenía que dar el nombre, entonces nos anota el nombre en un papel y nos pone que fueron las doctoras Arlettaz Viviana y Muñoz Eugenia las que lo operaron. La busco a la doctora Arlettaz, ella me atiende, le pregunté qué había pasado y por qué me había mentido. Ella me dice: ‘Yo no te mentí y no tengo nada que hablar con vos’”, recordó Ojeda.
En búsqueda de respuestas, Yésica realizó una denuncia penal y, tras la intervención de la Justicia, finalmente tuvo acceso a la historia clínica. “Ningún médico me explicó lo que realmente había pasado. Yo me entero con el doctor Alfredo Samper, que estudia la historia clínica y me dice, punto por punto, lo que había pasado y el error que había cometido los médicos, que no lo supieron arreglar a tiempo. Si no lo hubieran pasado a Terapia y le hubieran cocido la vena en el quirófano él se habría salvado. El informe del doctor Samper habla de 3 horas que se pierden”, remarcó la mamá de Nehemías.
Al día de hoy, la causa se encuentra estancada en el Juzgado de Instrucción en lo Penal N° 2, a cargo del juez Ariel Parrillis. En 4 años, el magistrado no recibió a Yésica en ninguna ocasión. Para colmo, la familia se quedó sin representación legal, luego de que su abogado decidiera abandonar la causa; a lo que se suma que Alfredo Samper, al ser médico policial, no puede actuar como médico de parte.
“Entonces, en la junta médica que se hizo con el Juzgado solo hubo un médico de parte de los médicos, más las médicas forenses que ni siquiera tenían en la historia clínica el acta de defunción de mi hijo. Estuve yo en esa junta médica y fue un desastre. Ahí, una de las médicas forense me dijo, ‘vos tenés otro nene con el mismo problema y vas a necesitar volver al hospital, fijate que los médicos no quisieron hacer esto’. Desde esa junta, realizada el año pasado, el juez todavía no se expidió. Ayer fui al Juzgado, pero lo han pasado a otra fiscal, porque el fiscal que estaba dijo que él no veía delito. Ayer dejé una nota al juez Parrillis pidiendo que me escuche, porque él nunca me ha escuchado. Todo lo que se ha movido la causa es porque yo insistí, porque ni siquiera los domicilios de los médicos pudieron conseguir, yo se los tuve que llevar al juzgado. Yo me planto y les digo que no me voy hasta que no me atiendan, pero igual me tienen a las vueltas. Y así va pasando el tiempo y ya van más de 4 años y yo no quiero que esto quede en la nada, porque así como mi hijo y hay un montón de otros chicos”, concluyó Yésica.