Ya había cometido hechos similares durante la gestión de Alicia Lemme, pero eso no impidió que la Municipalidad lo volviera a contratar.
El pasado viernes al mediodía, Pablo Lezcano, un empleado al que la Municipalidad no le renovó el contrato “debido al incumplimiento reiterado de tareas”, acompañado de su mujer y su hija, ingresó por la fuerza a la secretaría privada del Intendente y entre los tres destrozaron muebles y computadoras. Además le pegaron a la secretaria del Intendente y atacaron con una tijera a un inspector de tránsito.
A pesar de las recientes promesas de colaboración, la Policía provincial llegó al lugar cuarenta minutos después de iniciada la agresión, cuando los atacantes habían destrozado todo y comenzaban a arrojar al vacío las macetas del balcón de la Intendencia. Una vez allí, “la policía convenció a Claudio Lezcano para que junto a las dos mujeres fueran a dar su versión de los hechos a la Comisaría Primera”, según informaron desde la Municipalidad.
“Pese a la gravedad de la inusitada agresión, sumada a los daños y amenazas proferidos por Lezcano, una hora después el empleado despedido fue dejado en libertad, mientras que la Municipalidad radicó la denuncia penal correspondiente ante la fiscalía de turno”, comentaron desde el municipio.
“Lezcano, quien fue notificado mediante carta documento en el mes de septiembre que su contrato no sería renovado, hace cuatro años fue despedido por la gestión de Alicia Lemme a raíz de hechos similares a los cometidos el viernes, pero en aquella oportunidad dentro del corralón municipal”, señalaron desde la Dirección de Prensa municipal, lo que hace que uno se pregunte, teniendo en cuenta el historial de esta persona, qué fue lo que llevó a la Gestión de Ponce a contratarlo nuevamente.