Elecciones 2011: “Una brecha en el feudo”


El profesor Luis “Tochi” Moreno reflexiona sobre las pasadas elecciones.

Pasaron las elecciones provinciales 2011 (sólo falta la municipal de la Villa de Merlo); los resultados están puestos y oficializados. No se los objeta aún cuando sabemos de cómo son los entre telones de todas las elecciones sanluiseñas. Lo sabemos, sufrimos y enfrentamos desde 1985. Y habrá que seguir enfrentándolos hasta lograr la plena vigencia de nuestra democracia republicana.

Por lo tanto no caben impugnaciones, ni enojos. Sólo algunas reflexiones, porque siempre hay que aprender y si se puede, hacer docencia sobre los hechos y actitudes.

Estas reflexiones se hacen en el marco de lo que desde 2001 se propuso desde el Partido Demócrata Cristiano a los partidos “opositores”:

a* Unidad político – electoral para lo provincial.

b* Colocar un paraguas protector en cuanto a las pertenencias o adhesiones partidarias para cargos nacionales. No hablemos de las elecciones nacionales. Demasiado tenemos con la problemática provincial con un feudo a punto de cumplir veintiocho años y que va por cuatro más, como para enredarnos en cuestiones mayores.

La consigna es: PRIMERO, DEMOCRACIA EN SAN LUIS.

I *

La mecánica y los alcances de las elecciones PASO [i] no fueron del todo comprendidas, por lo que una vez más el análisis debe partir de un error cometido: el de no haber aprovechado las PASO para construir una alternativa electoral más amplia e integradora del arco político opositor. La experiencia siempre llega tarde y cuesta caro.

No obstante y comparando estos resultados con los de 2005, 2007 y 2009, podemos ver que la oposición ha logrado abrir una brecha en el amplio dominio feudal en gobiernos municipales.

Veamos un poco de todo:

a* Se mantiene el Senado con el dominio total del oficialismo.

b* En Diputados ingresan por los departamentos Chacabuco y San Martín legisladores electos por la oposición, cuando los que renovaban su banca eran todos del oficialismo. Pero en virtud a las maniobras urdidas en 2009 y 2010 contra los entonces diputados electos por el Frente Cívico y Social, con los reemplazos elegidos en esta ocasión, el gobierno contará con más diputados propios.

c* Lamentablemente el Depto. Pedernera, el más importante en esta elección legislativa provincial, no aportó una mayor representación legislativa opuesta al feudo.

d* Podemos señalar también como dato muy importante el que Poggi haya sido elegido Gobernador con una baja importante en el porcentaje.

e*También que el oficialismo haya estado a menos del 1% de perder un Diputado Nacional, cosa que no ocurre desde hace mucho. Y que Alberto Rodríguez Sáa , haya bajado sustancialmente en la provincia, el porcentaje de votos que él y su hermano habían obtenido anteriormente para el cargo de Presidente de la Nación. Pero estos son cargos nacionales, por lo que no deben entrar en este análisis.

f* La brecha se nota claramente en lo municipal, ya que en esta ocasión y faltando aún votar en la Villa de Merlo, hay ocho localidades con intendentes electos no enrolados en el oficialismo feudal. No es para tirar manteca al techo, pero sí es una cifra superior a la resultante de otras elecciones y abre una pequeña brecha, una pequeña esperanza.

II *

Esto nos indica que algo está cambiando. Hay que aprovecharlo y acrecentarlo.

Cuando se habla de aprovecharlo, no es en un sentido peyorativo; sino como oportunidad para recuperar la vida
democrática en San Luis.

Quienes en diciembre ingresan como representantes de la “oposición” deben asumir plena conciencia de la responsabilidad que tienen no solo en su localidad, sino ante todo el pueblo de la provincia.

Todos ellos, estarán en una gran vidriera. Y desde el gobierno feudal y sus tremendos aparatos comunicacionales no dejarán pasar una y seguramente les inventarán varias para desacreditarlos o doblarles el brazo en esta pulseada en que suelen importar más los intereses sectoriales que los de la comunidad. Sin dejar de lado por cierto, la posibilidad de que haya tentaciones para que haya borocotizaciones como en otras ocasiones.

Estos intendentes estarán en la mira de buena parte de la provincia esperando que ellos y los partidos a los que expresan, muestren todas sus capacidades.

Capacidades en la acción específica, en el trabajo intenso y creativo, en la vocación de diálogo integrador, en el respeto a las instituciones de la democracia republicana y en la ética como motor y camino.

Debiera existir una competencia por destacarse en una política de acción, de construcción, transparente hasta lo ejemplar. Caminar por el camino de los valores.

A su vez, estos intendentes no deben ser librados a su suerte, que sería como abrir el camino para que sean cooptados o aniquilados por el oficialismo.

Los partidos políticos a los que representan estos nuevos intendentes deben acompañar con equipos, ideas, proyectos, integración a planes y programas nacionales e internacionales. Hasta con la supervisión necesaria para que nadie caiga en tentaciones peligrosas.

No podemos olvidar al hablar de valores y de acción de gobierno, de la solidaridad que se necesita también para poder vencer al feudo de los Rodríguez Saá. Está más que visto y probado que una sola fuerza política no puede contra el tremendo aparato montado por este gobierno. Sólo se podrá darle batalla desde las propuestas, las convicciones, la ética y la solidaridad entre pueblo y dirigentes.

La unidad de la que siempre hablamos no es una unidad para el momento electoral. La unidad para derrotar al feudo debe ser a largo plazo, con permanentes canales de comunicación y de acción integrada e insisto, solidaria.

Para avanzar en eso, nada mejor que lograr que estos intendentes que habrán de asumir el próximo mes de diciembre se organicen solidariamente junto a los partidos a los que representan y a los que los acompañan, y puedan desarrollar su tarea de la excelente forma que todos esperamos. Por sus pueblos y por la esperanza con que podemos mirar al futuro tras esta brecha que se le ha abierto al feudo provincial en el ámbito municipal.

Es hora de olvidar aquello de que la “política es el arte de lo posible”, para avanzar en “una política como arte de hacer posible lo necesario”.

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