[dropcap style=”circle”]E[/dropcap]sta tarde, Alberto Rodríguez Saá inauguró la Casa Cultural Quines con un importante despliegue artístico local. La nueva sede se convertirá en un centro de actividades culturales para todo el departamento Ayacucho.
Desde hoy, la Casa Cultural Quines recibirá a cientos de trabajadores culturales con propuestas literarias, visitas guiadas, muestras, exposicioes, clínicas artísticas, ferias de emprendedores y encuentros artísticos. Se trata de una obra histórica para el norte puntano ya que contará con un espacio gratuito para desarrollar todas las actividades culturales.
Corría el final de la década del ’30 y José Toribio Gatica, hijo de Domingo Gatica y María Molina planea la construcción de su casa en un terreno lindante a la casa de sus padres sobre calle Juan Pascual Pringles a 6 cuadras de la plaza principal de Quines. Ese sueño familiar, hoy recuperado como Casa Cultural, fue el comienzo de una casona tradicional de la localidad.
Ya en 1942, Toribio se muda a su nuevo hogar con su reciente esposa Rosa Ortíz. La casona contaba en ese entonces con una fachada estilo colonial con reminiscencia de estilo francés en sus balustradas, dos porches, un hall con puertas laterales y ventanas con vidrios ingleses, luego continuaba con dos dormitorios y una importante galería abierta con tres amplias arcadas.
En esos años felices, la pareja ve nacer a sus tres hijos, Carlos, Noemí y Domingo mientras continúa de a poco la construcción de la vivienda. Ya en 1965 el arquitecto local Godofredo Lima se hace cargo de la remodelación de la casona colocando techo de loza en la galería, mosaicos en el piso y mamparas. Además, finaliza la construcción del baño y coloca revestimiento en piedra extraída de El Zapallar, un material que el propio Toribio utilizó para colocar en el patio.
Años más tarde esta casa ve nacer a los nietos de Rosa y Toribio, Danisse, Marcelo y Fernando Contrera hijos de Noemí. Rosa disfruta de sus nietos hasta sus últimos días en 1982 y algunos años más tarde Noemí con su familia y su padre Toribio se mudan a Neuquén. La casona queda alquilada por varios años y compartida por los hermanos en largas noches de verano y vacaciones en su localidad natal.
Finalmente, en 2017 el Gobierno provincial recupera este patrimonio de la localidad norteña durante la gestión de Alberto Rodríguez Saá e inicia una amplia remodelación para convertir esta tradicional casona llena de historias en un espacio cultural para todas las familias quinenses.