El día de ayer se presentaron los alegatos finales en el segundo juicio político a Silvina Lafuente, titular del Juzgado de Familia y Menores N° 2 de Villa Mercedes. La de ayer fue la última jornada antes de conocerse el veredicto que se leerá el 16 de julio a las 9 horas en la Sala de Acuerdos del Palacio de Justicia.
Durante la jornada, el procurador de la provincia, Fernando Estrada, solicitó que la magistrada sea declarada culpable, removida de su cargo e inhabilitada de ejercer la función pública por 10 años. Por su parte, la defensora oficial, Nadia Agúndez, pidió la desestimación de la acusación formulada “por no encontrarse incursa en ninguna de las causales esgrimidas por el acusador prevista en nuestra ley de enjuiciamiento”.
Los alegatos del acusar, Fernando Estrada
Estrada ordenó sus alegatos de acuerdo a cada una de las acusaciones que formuló. En primer lugar, manifestó que está demostrado el abuso de autoridad en tres hechos: el caso del comisario Cobos y el de las dos secretarias del juzgado, Reyero y Yacanto.
Estrada también aseveró que hubo acoso laboral por parte de Lafuente. “Hubo testimonios muy fuertes, las secretarias del Juzgado de la acusada se ganaban el pan con lágrimas de sus ojos”, haciendo una analogía con la cita bíblica “ganarás el pan con el sudor de tu frente” y que no fue un caso aislado, que era continua la presión y la delegación de funciones, como así también en algunos casos, no las saludaba ni hablaba.
También dijo que ha sido comprobado otro delito, el de denegación de justicia, encontrada por ejemplo en la situación del habeas corpus interpuesto por el menor Barroso luego de que se excedieran los plazos y continuara detenido, por una cuestión de competencia entre la jueza de Instrucción y la jueza de Menores.
También el acusador hizo hincapié en la demora de Lafuente en tomar decisiones en casos de menores que se encontraban en grave riesgo. Y citó los casos de un menor abusado en el sur provincial, el de uno de ocho meses de vida que necesitaba un trasplante de médula y el de una menor abusada por su propia madre.
En cuanto a la ineptitud o negligencia en el cumplimiento de sus funciones, para el Procurador quedó demostrado con el hecho de que las resoluciones, autos interlocutorios y sentencias no solo no eran realizados por la magistrada, sino por los secretarios, sino que además su aporte se limitaba a corregirlas en sus aspectos gramaticales u ortográficos.
Sobre este aspecto también planteó que Lafuente incurrió en el incumplimiento de los deberes y obligaciones inherentes a su cargo, diciendo que “donde hay delegación hay corrupción” y que la magistrada delegaba en los secretarios del Juzgado obligaciones que le eran propias.
“Era tan escandalosa la delegación que hacía, que las secretarias debían presenciar las audiencias de visu para que luego hicieran las sentencias. Tenemos una juez que no hacía sentencias, que no revisaba el despacho. Era tal el desparpajo y la subversión de los valores que deben regir un juzgado que llegaba a decirles a los secretarios ‘¿qué me hiciste firmar?’; es decir que no sabía lo que firmaba, no sabía ni siquiera el criterio que seguía su propio Juzgado”, dijo Estrada.
El procurador también manifestó que surge de los testimonios que la juez en las audiencias demostraba desconocer las causas porque no leía los expedientes y que no eran casos aislados sino un patrón de conducta.
En el tramo final de sus alegatos, el procurador dijo que el resultado de lo que suceda con el juicio a Lafuente “va a definir el modelo de juez que queremos, un juez que haga sus sentencias, un juez que trate bien a sus secretarios, un juez que conozca las causas, un juez que fije audiencias conforme a la necesidad del justiciable, eso es
lo que va a definir este juicio”.
Antes de concluir, Estrada dijo que estas inconductas, como las de Lafuente, hacen que la sociedad deje de confiar en la justicia, contribuyen a la anomia y al descreimiento. “Ese es el mensaje que transmitía la acusada”, concluyó el procurador.
Las palabras de la jueza
“Que lamentable acusación he tenido que responder. Ha sido de un estudio, de un esfuerzo intelectual impresionante. Una enorme vaguedad e imprecisión ha tenido esta acusación, al extremo tal de lo difícil que ha sido intelectualmente tratar de unir lo aislado de sus expresiones”, fue una de las primeras cosas que dijo Lafuente, para quien la acusación en su contra “expone justamente una agresión institucional sistemática”.
“Desde que ingresé a mi primer juicio político ha sido incesante, inagotable la persecución, se podría decir un hostigamiento institucional de mis superiores”, continuó la jueza, quien considera que este segundo jury es “una revancha” de Estrada tras ser absuelta de su primer jury.
“Este señor no ha hecho más que menoscabar y desprestigiar, distorsionar, confundir. No ha habido una vinculación exacta con ninguna de las causas que invoca de acuerdo al cotejo informático”, disparó Lafuente contra Estrada. “Debo ser, a nivel de esta República Argentina, la única juez que ha sido sometida a un juicio político y a un segundo juicio político en una provincia”, agregó la magistrada.
“Me mantengo en pié por mi dignidad, por mujer, por vocación y no por poder. Soy una persona honesta, intachable, con mucha honra y para nada de vergüenza. Me considero una mujer capaz, digna de este rol. No he hecho más que, en tal corta edad, representar la independencia de este poder judicial y lo único que he encontrado son respuestas de persecución. Me pregunto qué intereses, hasta cuándo, para qué, qué es lo que se pretende, qué es lo que se busca”, concluyó Lafuente.