Una nutricionista escribió sobre los alimentos que se deben consumir antes y durante las festividades. Se viene la Navidad y los festejos por el año nuevo. ¿Cómo hacer para que nuestro cuerpo resista? ¿Cómo poder disfrutar de estos eventos sin dañar el organismo y sin tener efectos negativos e indeseables sobre el peso?
Primero que nada, es importante saber qué alimentos elegir los días anteriores a las reuniones y ese mismo día, antes de ir. Muchas veces ingerimos entre 2.000 y 3.000 calorías extras durante este tipo de salidas o festejos, ya sea por el tamaño de la porción, la repetición de platos, por tomar bebidas azucaradas o alcohólicas y/o por elegir alimentos ricos en sal y grasas saturadas. La mesa de estas celebraciones, además, suele componerse de alimentos muy calóricos como lo son el lechón, el matambre, el vittel toné y la ensalada rusa, además de todo lo dulce.
Es por esto que como regla número uno el día de las fiestas no se debe ayunar. Es importante realizar todas las comidas del día eligiendo alimentos depurativos, desintoxicantes y ricos en fibra como son las frutas, las verduras y los licuados dietéticos a base de agua y frutas ricas en agua como es el kiwi, el ananá, la pera o el durazno; o yogures descremados.
Como regla número dos, debemos evitar la ingesta de alimentos ricos en sal, grasas saturadas, bebidas azucaradas, panes, embutidos, snacks, galletitas y gaseosas o bebidas azucaradas, ya que generaran retención de líquido y fermentación dando sensación de pesadez e hinchazón y retrasando la digestión debido a su gran aporte calórico.
Una vez en el evento, debemos “comer con control “y tomar una actitud de “comer lo que vale la pena ese día” sin pensar que es la última cena. Es recomendable tomar un plato y servirse una sola vez lo que se desee, además de no usar ropa suelta, porque esta nos dará una sensación de liviandad y nos hará seguir comiendo pensando que no se está lleno.
Lo mejor es elegir frutas y verduras de estación que combinadas entre sí en ensaladas pueden dar un buen sabor y mucha saciedad. Los platos a base de carnes magras (como pollo sin piel o pescado) pueden ser una buena opción. Lo ideal es cocinarlos a la parrilla para no sentir el vacío del asado.
Para aquellos que prefieran los fiambres, una rica opción y no tan calórica es, por ejemplo, una lámina de queso gruyere y de jamón crudo combinados con algún vegetal tipo rúcula o tomate cherry. Es conveniente evitar el pan. Si durante todo el año uno no acompaño las comidas con el mismo, no tiene por qué hacerlo esa noche.
En cuanto a las bebidas, la mejor opción son las bebidas no azucaradas y de tomar vino, que sea solo un vaso. Y a la hora de brindar, basta con una copa chica solo para el clásico “chin-chin”.
El postre por elección saludable es la ensalada de fruta, que por ese día puede ir combinado con una bocha de helado (evitar las cremas). En tanto a la mesa dulce, es aconsejable tomar un plato de postre y servirse con moderación lo que prefiera (una porción de budín, una de pan dulce o 10 unidades de garrapiñada y dos cuadraditos de turrón).
Usar los alimentos ya mencionados como depurativos y desintoxicantes los días posteriores a las fiestas es altamente recomendable. Hay que valorar el encuentro más que lo que está sobre la mesa. Comer de más una noche no será el fin del mundo; siempre y cuando los días posteriores a las fiestas retome los hábitos saludables y la práctica de actividad física.