Durante el mismo prometió mejorar el salario docente, implementar el voto electrónico y juró por la puntanidad, quebrándose al recordar a su hijo fallecido.
Ayer a la noche, ante cientos de personas, Alberto Rodríguez Saá juró como gobernador de la provincia en la Asamblea Legislativa que se realizó en la Cámara de Diputados provincial. “En los últimos dos años he sido opositor”, dijo Rodríguez Saá en los primeros minutos de su discurso, durante el cual se mostró más abierto al diálogo y conciliador que nunca, pero sin decir ni una cosa positiva sobre la gestión de Claudio Poggi.
“Estoy preocupado por el estado de la inclusión social en la provincia. Estoy preocupado por la agenda digital. Estoy preocupado por la seguridad de la provincia. Estoy preocupado porque falta pensamiento estratégico sobre la estructura de la provincia. Estoy preocupado por las finanzas públicas. Y también estoy preocupado por el aumento enorme que existe en la Administración Pública, que es bastante exagerado. Solo la planta permanente ha aumentado un 20% en cuatro años, cuando la teníamos constante, sin aumentos, por cerca de 28 años”, dijo el Gobernador, refiriéndose a la gestión de Claudio Poggi.
Durante su discurso, que prometió que iba a ser corto pero terminó durando casi 90 minutos, repasó muchas de las bases de su más reciente campaña, dedicándoles varios minutos en particular al hospital para jubilados y la mejora de los salarios públicos, en particular el docente, el cual mencionó en múltiples ocasiones.
Luego detalló el organigrama que tendrá su Gabinete, resaltando que le pidió a cada ministro que le escribiera un “título o subtítulo” a las actividades de su cartera. Por ejemplo, el Ministerio de Hacienda escribió “escuela de administración pública”; mientras que Obra Pública escribió “agua, diques y acueductos para las próximas generaciones”; pasando por Seguridad, que postuló “vamos a hacer un acuerdo de confiabilidad con la comunidad”. Este segmento del discurso fue por lejos el más extenso de la noche y estuvo lleno de grandes promesas, como un estadio multiuso en Villa Mercedes, la modernización del Estado provincial y del Poder Judicial, la limpieza de la Policía de la Provincia, innovación en educación, respeto a las culturas originarias y la continuación de los juicios contra la Nación, entre otras cosas.
Otro punto sobre el cual se extendió bastante Rodríguez Saá mientras hacía la presentación de sus ministerios fue el voto electrónico, felicitando en más de una ocasión el intendente Enrique Ponce por haberse animado a aplicarlo en la ciudad de San Luis.
El acto terminó con Rodríguez Saá trazando en detalle su árbol genealógico, contando anécdotas de su infancia con su hermano Adolfo y el paso por las escuelas Lucio Lucero y Normal Mixta. “Tengo la calificación de inadaptado, colocada con orgullo en el Lucio Lucero”, dijo el Gobernador. “Besé a mi primer amor en la plaza Pringles, como se debe besar a una mujer”, dijo “el” Alberto, recordando otro pasaje de su vida en San Luis. También nombró a todos los gobernadores de San Luis que ha conocido personalmente, menos a Alicia Lemme o Claudio Poggi.
“Mi alma es la puntanidad. Eso no se negocia. Pídanme cualquier cosa, pero la puntanidad no se negocia”, quien luego juró su cargo mencionando a varias figuras históricas de la provincia, y quebrándose cuando dijo el nombre de su hijo fallecido, Carlos Juan. “Por Charly, que me ha dado fuerzas”, dijo Rodríguez Saá, conmoviendo hasta las lágrimas a
muchos de sus seguidores que estaban presentes.
“Juro y quiero ser un sembrador de sueños y esperanzas para que el San Luis de mañana sea mejor. Quiero hacer todo el esfuerzo para ser un hornero, un arquitecto, un ingeniero que realice cada uno de los sueños que he dicho hoy en esta honorable asamblea. Viva la puntanidad. Viva San Luis”, fueron las palabras finales del Gobernador.