Las convulsiones afectan a 1 de cada 10 personas en algún momento de su existencia.
La salud es transversal a todas las etapas y aspectos de la vida. Comer bien, hacer ejercicio, realizarse chequeos periódicos son hábitos que vamos incorporando; sin embargo, hay temas que pueden ser vistos como un tabú, aunque en realidad son más frecuentes de lo que creemos. Es el caso de las convulsiones, que afectan a 1 de cada 10 personas en algún momento de su existencia.
¿Qué son? Se trata de ondas de actividad eléctrica anormal en el cerebro que constituyen un trastorno masivo de la comunicación eléctrica entre las neuronas. Si participan suficientes neuronas, la descarga de impulsos eléctricos causará síntomas que pueden producir desmayos, movimientos o comportamientos extraños, aunque la mayoría dura sólo unos segundos o minutos.
La epilepsia es diferente, ya que es un padecimiento que produce convulsiones reiteradas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las personas que han sufrido una convulsión tienen epilepsia, dado que otros factores, como la disminución del azúcar en sangre, una infección, un traumatismo craneal o algunas intoxicaciones pueden causarlas.
Entre las señales más frecuentes que indican que alguien está sufriendo una convulsión se encuentran gemidos repentinos, caída al suelo, rigidez, respiración poco profunda, espasmos musculares y pérdida del conocimiento. Además, en crisis parciales aparecen otros síntomas como torpeza, dificultad al hablar, temblores, mirada al vacío, etc, mientras que durante una convulsión tonicoclónica generalizada, también llamada epilepsia mayor o gran mal, es posible que la persona grite, se caiga, tiemble o tenga espasmos y no se dé cuenta de lo que sucede a su alrededor.
El tratamiento adecuado para las crisis neurológicas dependerá de cuál sea su causa, pero es fundamental que contemos con los conocimientos básicos para asistir a una persona que convulsiona. La Dra. Valeria El Haj, directora médica de Vittal, detalla las acciones a seguir:
-Recostar a la persona en el piso con cuidado.
-Voltear a la persona suavemente hacia un lado, eso la ayudará a respirar.
-Retirar del alrededor objetos duros o filosos para prevenir lesiones o accidentes.
-Colocar la cabeza de la persona sobre algo suave y plano, como una campera doblada o una almohada.
-Si el paciente tiene anteojos, hay que quitárselos, de igual manera aquellos elementos que pudieran dificultar su respiración, como una corbata, por ejemplo.
-Anotar la hora en que sucede el evento y tomar el tiempo que dura la convulsión.
-Permanecer con la persona hasta que recupere la conciencia, hablarle con calma y contarle lo sucedido.
-Buscar si tiene alguna identificación médica que sirva de ayuda.
Además, la Dra. El Haj resalta qué cuadros requieren llamar a un equipo de emergencias médicas:
Si la convulsión dura más de 5 minutos.
Si la persona tiene otra convulsión poco después de la primera sin haber recobrado el sentido.
Si la persona se lesionó durante la convulsión.
Si el paciente tiene otra afección como diabetes, enfermedad cardiaca o está embarazada.
Cuando la persona tiene un ataque por primera vez.
Si no reinicia la respiración normalmente.
Por último, se debe tener presente que no hay que sujetar a una persona con convulsiones ni evitar que se mueva, así como tampoco poner nada en su boca que podría lesionarle los dientes o la mandíbula (una persona con una convulsión no se puede tragar la lengua), ni hacer respiración boca a boca, ofrecer alimentos, administrar medicamentos anticonvulsivos orales o mantener a la persona de espaldas durante toda la convulsión.