[dropcap style=”circle”]E[/dropcap]l Juzgado Civil N° 3 ordenó el remate de una propiedad cuyo dueño no sería del demandado de la causa, sino un tercero que nada tiene que ver. Lo que es más, la compró el exconcejal Roberto González Espíndola, quien reclama la posesión de la casa en cuestión.
La causa data de 2017 en la que Alejandro Serino inició una demanda judicial por una deuda de tres pagarés a José Escudero. El acreedor pidió el embargo de una propiedad del demandado y, ante el no pago de la deuda, se terminó haciendo un remate.
La principal incógnita de la causa es porqué se remató una propiedad que no es de Escudero, sino que hace varias décadas la compró un hombre que se llama Edgar Mercuri.
“Para mí el error que han cometido acá es que dijeron que la casa era del demandado, de Escudero cuando en realidad es de Mercuri. Para mí han identificado mal el inmueble que querían subastar”, consideró el abogado Delfor Sergnese, quien mencionó que su cliente Mercuri no tiene ninguna relación con Escudero.
El exconcejal explicó que Mercuri no tiene la escritura de la propiedad, pero se la compró al escribano Rafael Echenique en 1990 y se adjuntó un boleto de compraventa de diciembre de 2000, entre otra documentación respaldatoria como comprobantes de servicios de hace 25 años. La propiedad está ubicada en Las Chacras, Juana Koslay.
Sergnese explicó que para hacer un remate se debe constatar el estado de ocupación de la propiedad en cuestión. Se hicieron dos constataciones, en la primera, el oficial de justicia no encontró el domicilio. En la segunda, “el martillero informa que el bien a subastar sería la casa de mi cliente, el señor Mercuri”. El acta de constatación de marzo de 2019 dice que la propiedad estaba deshabitada, sin medidor de electricidad y que había una pequeña construcción en muy mal estado con telaraña en la puerta.
“Si bien es una casa humilde y modesta, la verdad es que cuando uno llega se da cuenta que sí tiene medidor de luz, tiene medidor de gas natural, en el techo se ve el termotanque solar. Es una casa habitada por más de 30 años”, manifestó Sergnese.
El abogado consideró que en la constatación se cometió un grave error. No se dejó una notificación en la puerta de la vivienda y no hubo comunicación con los vecinos para informarse si en la casa efectivamente reside alguien.
Otra irregularidad relacionada a la anterior es que se publicó el edicto de remate consignando que la propiedad estaba abandonada cuando en realidad no es así. “Se han basado en un acta de constatación que afirma falsedades”, señaló Sergnese.
En una tercera constatación realizada en abril del año pasado, en la presentación judicial de Mercuri, se alega que una oficial de justicia se equivocó de domicilio. Fue al domicilio en calle Inocencio Guerrero 430 y la residencia de Mercuri se numera 450. En el acto se consignó que la casa estaba desocupada y en estado de abandono.
El remate
Sin una cabal constatación del estado de ocupación de la propiedad y con la propiedad a nombre de una persona que no es el demandado, el Juzgado Civil 3 ordenó la subasta en septiembre de 2019.
En febrero de 2020 se publicó el edicto de remate y al mes siguiente se hizo la subasta. “Hicieron la subasta como si el martillero que sí fue al inmueble no se hubiera dado cuenta que hay una casa y una persona viviendo”, dijo el abogado.
La propiedad la compró el exconcejal Roberto González Espíndola por más de $1.150.000. “González Espíndola hace dos semanas intentó tomar posesión de la casa con la oficial de justicia. Ingresaron, rompieron la cerradura y dejaron constancia de todo lo que hay adentro. Cuando entraron se encontraron con que hay una casa habitada y por primera vez dejaron pegado en la puerta el acta en la que le entregaban la posesión a González Espíndola”, narró Sergnese. Un vecino avisó de la situación a Mercuri, quien volvió a la casa de su trabajo y sacó la faja.
Pocos días después, González Espíndola volvió a la casa de Las Chacras e intentó convencer sin éxito a Mercuri de dejar la propiedad.
“Al día siguiente, González Espíndola contrató a tres patoteros, los metió por la fuerza en la casa, y metió a los patoteros. Mi cliente ante esta situación, quien estaba trabajando, le avisaron. Fue mi cliente y todos los vecinos querían sacar por la fuerza a los patoteros que estaban amotinados adentro de la casa. Eran más de 30 personas que estaban ayudando a mi cliente a sacar a esta gente, vino la Policía. La Policía decía que no iba a sacar a esta gente porque Gonzáles Espíndola estaba cumpliendo una orden judicial”, siguió contando Sergnese.
Ante tal panorama, el letrado se comunicó con la secretaria del Juzgado Civil 3, Anabelia Imparato, quien dijo que la jueza Valeria Benavidez no ordenó el desalojo de Mercuri. “González Espíndola había mentido en esto a los policías y había metido a tres matones a sueldo en la casa. Un escándalo, casi pasa a mayores”, calificó el abogado.
Finalmente, González Espíndola y las personas que lo acompañaban se retiraron del lugar.
Hace 10 días, Sergnese pidió a la jueza una restricción de González Espíndola a Mercuri e interpuso la nulidad en lo relativo a la subasta.