La cuestión era reemplazar a Fernando de la Rúa por 90 días para que finalizado ese plazo se convocara a elecciones. Según el libro “El Adolfo”, de Miguel Wiñazki, el cargo fue rechazado por Ramón Puerta, José Manuel de la Sota, y Carlos Reutamann, tras una serie de reuniones.
“Yo quiero ser presidente”, dijo Adolfo en otra reunión en el Congreso. Los presentes quedaron asombrados, pero aceptaron el ofrecimiento. A la mañana siguiente, el domingo 23 de diciembre de 2001, la Asamblea Legislativa consagró a Adolfo como presidente. En el recinto Rodríguez Saá anunció que se dejaba de pagar la deuda externa, la creación del Argentino, la tercera moneda (recordemos que en algunas provincias emitieron bonos).
Además, Adolfo garantizó la continuidad de la convertibilidad, prometió la creación de un millón de puestos de trabajo y la reducción del gasto político.
Las medidas que se tomaron durante la semana como presidente, según el propio Rodríguez Saá:
-Tomamos la decisión de suspender el pago de la deuda externa, cuestión sobre la que nadie podrá volver atrás. Esta sola decisión ya representa un enorme beneficio económico y social para el país. El Congreso Nacional tiene la participación institucional correspondiente. Y el mundo ha comprendido esta prudente decisión.
-Comencé el proceso de inclusión social de todos los marginados de un sistema perverso. Esta es una tarea gigantesca y el gran desafío de la era de la globalización. Todos los argentinos somos iguales.
-Comencé un plan de un millón de puestos de trabajo. En sólo en 7 días ya alcanzó la suma de 230 mil personas y que en los próximos 10 días puede llegarse al millón.
-Se realizó el más fantástico plan de austeridad, eliminando autos oficiales, celulares, salarios excesivos y todo acto superfluo. Se bajaron con un tope de 3.000 pesos los sueldos máximos del Poder Ejecutivo Nacional y se disminuyo el 40% de la planta del personal político.
Rodríguez Saá comenzó a armar a su Gabinete y designó al cuestionado Carlos Grosso como jefe de Asesores. “Me eligieron por mi inteligencia, no por mi prontuario”, declaró en aquellos días el ex funcionario a la prensa.
El flamante Presidente mantuvo una serie de reuniones en varios días. Se reunió con “Los Gordos de la CGT”, Hugo Moyano y Rodolfo Gaer, y también el polémico Luis Barrionuevo. Los sindicalistas le manifestaron su apoyo al puntano. Otra reunión para destacar es la que mantuvo con las dos líneas de Madres de Plaza de Mayo con quienes se comprometió a enviar proyectos para libera a presos políticos.
El 27 de diciembre por la mañana, también se reunió con Carlos Menem y Ángel Rozas, quien en esa época era presidente de la UCR y gobernador del Chaco.
El nombramiento de Grosso provocó repudio en la ciudadanía que se manifestó en nuevos cacerolazos, lo que motivó que presentara la renuncia. Horas más tarde, uno de los cacerolazos terminó con violentos incidentes en el Congreso, donde hubo heridos y detenidos.
En Chapadmalal, lugar de la residencia presidencial de verano, Rodríguez Saá convocó a 14 gobernadores justicialistas pero sólo asistieron 6. Mientras se realizaba a reunión, afuera de la residencia hubo un cacerolazo realizado por 70 piqueteros.
Luego del fracaso en Chapadmalal, horas más tarde Adolfo viajó a San Luis para anunciar su renuncia. Pasadas las 23 horas del domingo 30, Rodríguez Saá dio su último discurso como presidente.
“Simplemente porque intentaba generar optimismo a nuestro pueblo. Todos sabemos que el país se encuentra en la más grande bancarrota de la historia. Para decirlo en términos simples no han dejado nada. Repito nada. Ni siquiera el derecho a tener esperanza… Salvo los gobernadores peronistas de Formosa, Salta, San Luis Buenos Aires, Misiones y La Rioja, los demás me han quitado el apoyo… Especialmente el gobernador de Córdoba (De la Sota) que priorizó la interna partidaria a
los intereses la patria”, dijo Rodríguez Saá en su discurso de renuncia que fue transmitido con interferencia por Canal 13.
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