La CTA analiza el Plan de Inclusión educativa

El PIE “a corto plazo los mismos parecen convenir a Todos: Estado, docentes y jóvenes alumnos. La Central de Trabajadores de la Argentina San Luis (CTA) realizó un análisis del Plan de Inclusión Educativa (PIE) que envió a los medios locales. Para la CTA, el PIE “a corto plazo los mismos parecen convenir a Todos: Estado, docentes y jóvenes alumnos.

El comunicado de la CTA dice:
Por principio todo plan de terminalidad educativa es bueno, sobre todo si  está destinado a adultos.  Sin lugar a dudas se recupera para sus destinatarios un derecho que visible o invisiblemente alguna vez se conculcó.

Cuando se analiza el cómo, el quiénes y el  para quiénes se implementa el Plan, el abanico de opiniones y propuestas se abre casi al infinito.

El nuevo plan de terminalidad llamado PIE se ofrece como una herramienta que vincula el logro de la terminalidad con el incentivo económico, combinación de innegable atractivo si se contempla que, en general, quienes no completan sus estudios son aquellos que han encontrado más obstáculos para su desarrollo y han sido menos favorecidos económicamente.
Hasta aquí la propuesta pareciera loable, sin embargo, al realizar un análisis crítico y contextualizado, surgen importantes cuestionamientos a tener en cuenta, como los siguientes:

Baja Edad Inicial para el Acceso: Una persona de 15/16  años es un joven en edad escolar: su lugar natural es la escuela, con compañeros de su edad y la multidisciplinariedad que su inexperiencia requiere. Un chico de 15 años es un ser humano en desarrollo. Un plan de terminalidad que ofrece en poco tiempo un título lo habilitará para acceder más fácilmente al mundo laboral en el futuro…pero ese acceso no le asegurará las habilidades necesarias para sostenerlo. El cálculo es sencillo: si dos años antes dejó la escuela significa que apenas ingresado al secundario desertó. No se enriqueció con la convivencia con pares y adultos y la experiencia que ese contacto conlleva integralmente, en lo conductual, intelectual y madurativo.

¿Por qué un jovencito de 13 años dejó la escuela? ¿Por qué con 15 años no está en una? ¿Está trabajando? ¿Está solo? ¿Qué hace el Estado Provincial para retenerlo en la escuela? ¿Por qué ese mismo Estado, que sin dudas estuvo ausente, favorece esta “quema de etapas”? ¿Cuál es el mensaje para los chicos que nunca desertaron y egresarán después? ¿Y para los padres?

Los números: Porque cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía es necesario sacar cuentas. El proceso de escolarización se extiende en general entre los 5 y los 18 años. Suponiendo que esos pibes hayan dejado hace dos años la escuela (a los 13/14  años), cada uno de ellos estará 5 años menos en el sistema. A un promedio de  diez docentes por año a cargo de su educación, cada uno de esos chicos tendrá  50 docentes menos en su historia escolar. A cambio de esos 50 docentes tendrá sólo dos (uno por cada uno de los dos años de PIE). A un promedio de $ 7000 por mes por docente hablamos de  $70.000 por mes a cambio de $6.500 ($5.000 por docente más $1.500 por alumno). Si a esta diferencia la multiplicamos por 12 meses (un año) y luego por 5 (los 5 años que no estuvo ni estará en la escuela) la diferencia  monetaria para el Estado es astronómica. Ello sin contar preceptores, ordenanzas, administrativos, directivos y supervisores  con sus eventuales suplentes y compromisos laborales. Una diferencia sustancial en lo económico si se piensa a la educación como un gasto a recortar y no como una inversión a futuro.

Los docentes: ¿Quiénes pueden aplicar el PIE?  Docentes  ¿Qué docentes pueden hacerlo? Los que tienen un cargo  ¿Y por qué mejor no toman otro?  Porque por un cargo -20 horas más- percibirá entre $1000 y $2000 más según su antigüedad; mientras que por 12 hs. en el PIE percibirá en promedio $5000 sin importar su
antigüedad.  Con lo que, puestos a sostener una familia y educar a sus propios hijos, la cuenta para el docente  es sencilla, más allá de que laboralmente estén unidos al Plan por un contrato.

Un punto aparte es la convocatoria irresponsable del gobierno provincial a sumar docentes jubilados, a riesgo de hacerles perder una jubilación cuyas cajas transfirieron a Nación y a los que la ley prohíbe expresamente seguir en actividad.
¿Cuál es el mensaje del  gobierno cuando invita a la ilegalidad?

Cálculos finales:  Puesto en claro los números, a corto plazo los mismos parecen convenir a Todos: Estado, docentes y jóvenes alumnos.

La mirada cambia si se realiza a largo plazo: docentes contratados temporalmente, aulas vacías y  alumnos que “cumplimentan en año y medio o dos” lo que el proceso madurativo  requiere en cinco: es decir “pan para hoy; hambre para mañana”, excepto para el Estado que cada 25 alumnos por mes (un aula), ahorra el salario de al menos  48 docentes.

Conclusión: Los planes de terminalidad nacen para remediar una falta, una ausencia o una incapacidad del Estado,  y está bien que existan como reparación para quienes perdieron la oportunidad y no pueden volver en el tiempo. Pero entre los 15 y los 18 años el tiempo NO está perdido, está en Presente.

No avalamos escuelas vacías, no avalamos ahorros educativos  ni educación “express”  para quienes están en proceso de formación.

Bienvenidos los Planes que devuelven lo que alguna vez faltó y dignifican a los Mayores. ¡Pero los Chicos al aula!

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