[dropcap style=”circle”]D[/dropcap]espués de varias idas y venidas, el Concejo Deliberante finalmente aprobó su ordenanza de lenguaje inclusivo, la cual “reconoce” el uso del mismo y del lenguaje no sexista. Cabe recordar que el proyecto original buscaba “establecer” el uso del lenguaje inclusivo, pero luego de la polémica que se desató al respecto, se cambió a “reconocer”.
Quien propuso esto fue el concejal del PRO, Otoniel Pérez Miranda, quien contó que a un pariente suyo lo obligaron, en la Universidad Nacional de San Luis, a usar el lenguaje inclusivo para la redacción de sus tesis. El edil consideró que esto está muy mal, al igual que aquellos casos donde “otras personas no acepten cuando alguien utiliza algún término no sexista”. “Hay que aceptar y tolerar lo que el otro opina”, dijo Pérez Miranda.
Quien más habló sobre el tema fue, una vez más, el oficialista Alejandro Cordido, quien nuevamente hizo una alocución sobre el tema que a muchos les parecerá melodramática. “Hay tantas identidades en este planeta como existencias mismas. En la medida en que nos sigamos negando a ese reconocimiento, vamos a estar atribuyéndole a cuestiones dogmáticas, facultades o valores que no son más que una construcción cultural. Y si persistimos en esta afirmación, tenemos que hacernos cargos de restringir esos derechos. Tenemos que asumir que estamos siendo personas, en este caso funcionaries públicos, que estamos oprimiendo la vida de ciudadanos, ciudadanas y ciudadanes en lo más elemental, que es el reconocimiento de la identidad”, dijo el concejal.
“Nosotres estamos pensando sobre los vecinos y vecinas de esta ciudad y la forma en que este cuerpo deliberativo se comunica entre sí y hacia la sociedad”, continuó Cordido, quien en esta ocasión se olvidó de decir “vecines” y por ende no incluyó a los no binaries. “No se trata de imponer ningún mecanismo, sino todo lo contrario, de habilitar la mayor cantidad de formas, de relacionarnos, de expresarnos”, agregó, esta vez dando un ejemplo más terrenal.
El bloque que no acompañó este proyecto fue Unidos por San Luis, el cual, en la figura de Guillermo Araujo, planteó que esto no es algo que “se pide en los barrios”. “¿Cuando estamos en los barrios nos plantean este problema del lenguaje como una problemática? ¿Se habla el lenguaje inclusivo en los barrios? Para responder estas preguntas, tenemos que salir de nuestro círculo, de nuestra zona de confort, para no caer en el sesgo de confirmación”, dijo Araujo, dirigiéndose a los concejales del oficialismo. “No me atienden en el ministerio, la Justicia no me escucha, no puedo mandar a mi hija a la escuela porque no tiene zapatillas. Esas cosas sí las escuchamos todos los días”, agregó.
Araujo también señaló como en países donde el idioma no tiene género, como el Inglés, Farsi o Indonesio “no tienen mejores índices en temas como la inclusión de la mujer”. “No creemos que sea el problema, ni la solución, ni un principio de solución”, agregó Araujo, quien además señaló que, teniendo en cuentas las variantes del lenguaje inclusivo que usan la E, la X o la @, “en ninguna parte del articulado (del proyecto) se define lo que se entiende por lenguaje inclusivo, lo que haría inocuo este instrumento”.
Dentro del oficialismo, el único que no votó a favor fue Lautaro Ojeda, quien finalmente optó por abstenerse. “No siento que sea un problema de hombres contra mujeres, porque hay mujeres que están a favor y mujeres que están en contra. No creo que sea un problema partidario. Puede haber radicales que estén a favor y radicales que estén en contra. Es como una especie de batalla cultural que se empieza a dar por la lengua”, dijo el edil, quien aseguró que buscó muchas opiniones sobre el tema. Uno de los ejemplos que le dieron fue que “no hay hospital de niños que no atienda niñas” y agregó que “mucha gente sostiene que este lenguaje contiene errores y por eso no avanza”.
El concejal también propuso que, para proyectos similares a este, se podría invitar “a la sociedad a debatir el tema para que no tengamos normas que estén rechazadas por la generalidad de la gente”.
Por su parte, la autora del proyecto y presidenta del Concejo Deliberante, Paulina Calderón, celebró el debate y agradeció a Pérez Miranda la modificación al proyecto, la cual va a permitir reconocer las distintas formas en que se puede escribir. En este sentido, volvió a remarcar que “nuestro lenguaje es sexista y machista y también representa una forma de violencia simbólica”, y que hay múltiples organismos internacionales que aceptan o están estudiando las distintas formas de lenguaje inclusivo.
El proyecto de resolución fue finalmente aprobado por 10 votos afirmativos, contra los 3 negativos de Unidos por San Luis y 2 abstenciones (Ojeda y Javier Suárez).