En total, la fábrica tiene 31 empleados, algunos de los cuales tienen más de 2 décadas trabajando para Hilandex.
“El único que entra es un chico de la oficina y el supuesto gerente, que ha aparecido ahora porque estuvo dos semanas borrado. Entonces cerramos la planta, pusimos candados y hacemos una guardia pasiva para custodiar la fábrica”, contó Luis Alosi.
La situación se complica además porque la empresa todavía no ha declarado ante la Justicia la quiebra, aprovechando la feria judicial que se da en enero todos los años. Esta es una táctica más que común y que se dio el año pasado con el cierre de cerámica San Lorenzo y Alpargatas.
Mientras la quiebra no se declare, el Gobierno provincial puede hacer muy poco para ayudar a los trabajadores. “Estamos a la deriva”, comentó el empleado de Hilandex, señalando que la firma, hace dos años, cerró una de sus fábricas en Comodoro Rivadavia, dejando en la calle a 400 empleados y no les pagó la indemnización que corresponde.
Por lo pronto, el objetivo es lograr que los dueños de la fábrica blanqueen qué es lo que van a hacer con la fábrica y si alguna vez piensan pagar las indemnizaciones correspondientes. Alosi comentó además que hay interesados en adquirir la fábrica, pero que todavía está todo en el aire.